por Marcos Giralt Torrente
''TENER presente que la escritura es una disciplina que exige concentración y rigor; no creer en la inspiración sino en el trabajo; saber que éste empieza antes de ponernos a escribir, en la mirada, y que por eso hay que entrenar la pluma tanto como los ojos con los que vemos el mundo; olvidar en lo posible nuestra propia vida, pero convertir la escritura en una prolongación de ella escribiendo solamente sobre asuntos que nos importan; no conformarnos con la primera versión de un texto, releerlo y corregirlo cuanto consideremos necesario…''
Hay que ver la escritura también como el afluente de nuestros
pensamientos, una llave abierta a nuestra imaginación, libre de culpas. El
hecho de escribir no es más que dejar fluir nuestras ideas en un río de
palabras que, poco a poco, se concretizan formando nuestros más profundos
pensamientos. ¿Qué mejor manera de expresarnos que escribiendo? Dejando una
huella en un simple pedazo de papel o quizás en un pequeño documento en el
Internet. Es una forma de abrirle al mundo las puertas de tu mente, teniendo
ellos la oportunidad de ver así, un mundo visto desde unos nuevos ojos.
¿Cuántos conocimientos, risas, lágrimas, sorpresas… hemos obtenido a través de
los escritos de los demás? Innumerables. Por lo que pienso que, más allá de ser
una rigurosa disciplina, es también un obsequio de amor creado por nosotros
para nosotros.
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